Un ejemplo más de lo escasas que se quedan las leyes de protección animal.

Cada perrico o gatico que entra en Amigo Mío es una historia especial, que a l@s voluntari@s nos aflora un montón de sentimientos y emociones, y que cuando es adoptado por una familia, y se va, nos deja un pedacito de su alma a cada un@ de nosotr@s.

Queremos compartir con todo el mundo lo que sentimos en nuestro día a día y para ello hemos elegido la historia de Moritz, un galgo que recogimos al borde de la muerte y que en estos momentos se está recuperando poco a poco.

Nos gustaría que a través de Moritz pudierais sentir, la rabia e indignación que nos invadió al ver el estado en el que se encontraba, la tristeza al llorar su dolor o la alegría al comprobar cómo está mejorando.

Para ello hemos creado "El diario de Moritz", un espacio donde será el propio Moritz, a través de su mirada, el que os irá contando cómo se encuentra y cómo va mejorando. Compartirá sus dudas e inquietudes, sus miedos o su felicidad, no sólo para contar su historia, sino para que también podáis conocer parte del trabajo que se realiza desde la protectora.


Esperamos que el final de este diario se traduzca en encontrar una familia que le de a Moritz el amor y el cariño que se merece.


14 de febrero de 2014, Teruel. Así recuerdo este día.

El suelo está frío. No sé muy bien dónde estoy. Me acurruco. Tengo miedo. Siempre he tenido miedo. Quizá la vida de un perro sea así.

Estoy temblando. Otra vez noto a esos bichos recorriendo mis heridas.

Sigo llevando esa cuerda alrededor de mi cuello, pero ahora nadie tira de ella. No me molesta tanto.

Oigo ruidos, coches, gente...

Moritz tal y como lo encontramos.

Viene alguien. Sigo acurrucado. Pasos que se acercan. Hablan de mí. Creo que me buscan. Me siento observado.

El tono de sus voces es extraño, pero por primera vez no me siento amenazado. Nunca me han hablado así...no duele, me acarician, siento alivio.

Me animan para que me levante, al ponerme de pie me doy cuenta de que aun puedo caminar. Me canso, no tengo fuerzas...

Me cogen para irnos, tienen cuidado ¿por qué?. Van hablando entre ellas. 

¿Adónde iremos?... 

Nunca he estado aquí, para mi es un sitio desconocido. Hay muchos olores, quisiera abrir los ojos. Cuánta gente y todos pendientes de mí.

Me tocan muchas manos. Recorren mi cuerpo, pero no como esos bichos. Van despacito, creo que no me quieren hacer daño.

Noto un pinchazo en la pata y de repente siento que algo entra por mi cuerpo, no es desagradable, ¿pero qué es?

Moritz ya en la clínica veterinaria con el gotero.


















Nadie parece tener prisa. Siguen conmigo. Recuerdo haber tenido gente a mi alrededor, pero nunca me había sentido tan protegido.


¿A qué huele ahora? Ojalá me pudiera acercar a ese olor. Me quiero levantar. ¡Allá voy, allá voy...me caigo!
Eh! mi trufa detecta algo! Saco la lengua. Es comida!, comida! Me la quitan...nooo!
Vuelve el olor, vuelvo a comer! ya me temía lo peor. Siempre era así.

Cae agua sobre mí, pero no llueve. No está fría y además... adiós bichos!

Esta noche no la paso en la calle. Soy un paciente más, perros y gatos... son compañeros de habitación... siento calor... hay silencio... cierro los ojos... estoy muy cansado... no quiero pensar... tengo sueño...



3 comentarios: